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Nadie como ellas para mimar |
Ayer estuvo una amiga en casa. Ella lleva de madre tres semanas más que yo lo que, aunque parezca una tontería, me sirve para que me vaya contando cómo irá la cosa… y también para hablar «de madre primeriza reciente a madre primeriza reciente».
Y uno de los temas que salió fue el de las
abuelas. Y hablamos de…
- De abuelas, son esos seres que nos han dado a luz hace años, han pasado por esta experiencia antes que nosotras, pero en otra época y en otras circunstancias, propias siempre e incluso muy diferentes las que vivió una con respecto a la otra.
- De abuelas, que tienen sus propias ideas, como nosotras tenemos las nuestras.
- De abuelas, que son seres que llevaban tiempo esperando un nieto o una nieta (daba la casualidad que 3 de las 4 abuelas de las que hablábamos, se estrenan como tales).
- De abuelas, ciertamente, que saben más de algunas cosas con respecto a la crianza que nosotras.
- De abuelas, que adoran transmitirte esos conocimientos. Y otros que no consideras como tales, también.
- De abuelas, que pueden pasarse horas sentadas al lado de la cuna, mirando al nieto o a la nieta en cuestión sin hacer nada más (verídico y comprobado. Estoy por cronometrarlo la próxima vez).
- De abuelas, que colman de regalos útiles al nieto o nieta. Aunque no esperes que obedezcan siempre tus órdenes de «rosa no, por favor» (nada es perfecto).
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Ni porteo, ni leches. En mis tiempos, llevábamos así a los bebés en el coche. |
Dicho lo cual, vimos otros puntos comunes de las abuelas:
- Tienden a rallarse: tras una visita, volverán a casa farfullando detalles nimios, de los que tú ni te habías percatado, que luego crecerán y estallarán en forma de Big Ben abuelil. Te rebotará en forma de llamada de teléfono, una vez hayan llegado a casa: «Que le he consultado a mi amiga, la ex enfermera, y que poner de pie al bebé es malisíiiisimo y harás que se le rompa la cadera» (tras ver cómo durante medio segundo, sujetaste en vertical al bebé por las axilas para que echara el gas correspondiente, tras probar cientos de posturas).
- Tienen por costumbre hacer arrumacos del tipo «¿qué te hacen papá y mamá? ¿Son malos papá y mamá?» A mí, particularmente, me da igual, pero a mi amiga le resultaban especialmente molestos este tipo de comentarios.
- Algunas son bastante perseverantes ante decisiones que, no solo no son suyas, sino de las que conocen tu postura:
Abuela: Pues yo le cortaba ese pelo
Yo: Pues yo no.
Abuela (tras 15 minutos): Le quedaría mejor si eso se lo cortaras.
Yo: Pues se va a quedar así.
Abuela (tras otros 15 minutos): En una peluquería seguro que se lo dejaban bien.
Yo: Ajá, pero no se lo voy a cortar.
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Los consejos de las abuelas. Ellas también evolucionan, ¿o qué os creíais? |
- Aunque les encanta dar consejos, es fácil pillarlas en un renuncio: «los bebés tienen que aprender a dormir solos». Bebé llora, y la abuela está allí antes de terminar la frase. O el mítico «llora porque tiene frío». Aceptas barco, y abrigas al bebé. Diez minutos después, te dice sin despeinarse: «llora porque tiene calor».
- Te enseñan palabros típicos de toda la vida, que hasta entonces, desconocías: «esas son las engordaderas» (referido a la dermatitis del bebé en la cara).
Ser abuela no debe ser fácil. Supongo que el nieto o la nieta, les hace revivir todos sus embarazos y puerperios, con los consiguientes miedos y obsesiones que, en ocasiones, pueden ser fuente de problemas. Otras, simplemente, provoca una verborrea aturullante de consejos. Supongo que tiene que ser como ir de copiloto sabiendo conducir.
Tampoco debe de ser fácil ser bebé, pero eso da para otro post 😉
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