Sí, señores y señoras, porque no solo las madres somos primerizas. Y es que llega un momento en la vida de alguna madre en que, de repente, se convierte en abuela porque su propia hija o su hijo, ha engendrado a un vástago (o vástaga). Y aquí es donde entran en juego las abuelas primerizas.
En el caso de Monstruita, son ambas abuelas primerizas. Y ambas llevaban años y años esperando un nieto o una nieta. Así que no solo soy yo la que tiene que aprender como madre, sino ellas también como abuelas. Lo que sucede y el proceso viene a ser una cosa así:
Una vez ya con Monstruita entre nuestro brazos, tocamos diana y avisamos a todo el mundo. Nuestras familias vinieron raudas y veloces, y mi madre se encargó en las primeras semanas de proveer cosas básicas que yo no había tenido en cuenta.
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La crianza¬
Solo puedo hablar desde los ocho meses recién cumplidos, pero es la parte más diver. Las abuelas primerizas babean por doquier, su nieta es la más guapa, la más lista, la más rápida y la más todo, que para eso es su nieta.
Cualquier cosa les hace gracia. A mí también, claro, pero se lo cuento y se magnifica. Y, cómo no, también dan consejos. Algunos los pido y son bienvenidos. Entre los que no pido, suelo encontrar las siguientes constantes:
- Frío: mi madre insiste en que debe de llevar el gorro al salir a la calle o, en su defecto, poner el impermeable de plástico del carrito. Mi suegra aprovecha la mínima para tomarme la temperatura de las manos y decirme: «las tienes frías».
- Comida: como estamos con el Baby Led Weaning (BLW) ambas eran un poco escépticas, aunque me dejaban hacer (qué remedio). Al ver los resultados, mi madre en seguida se subió al carro del BLW y comenzó a preparar cosas ella cuando vamos a comer a su casa, de manera bastante apañada sin apenas indicaciones mías. Mi suegra lo vio hace relativamente poco y, aunque alucinaba, aún prefiere que sea yo quien le prepare la comida a Monstruita.
- Ropa: mi madre le compra de todo, desde vestidos, hasta el saco del carrito, juguetes o lo que haga falta. Y si no hace falta, se lo compra también, por si acaso. Mi suegra suele comprarle ropa también y algún juguete. Ambas abuelas primerizas coinciden en que, de vez en cuando, les entra el mono y terminan comprando lo que sea (útil normalmente).
- Cuadros: Entre el que pintó mi suegra, el que le regaló el tío, el que bordó mi madre, los que creamos Monstruo y yo con chuches, y los que hice yo, su habitación va a ser la pinacoteca más grande del mundo desbancando al Museo del Prado.
- Varios: que si una quiere que ponga a Monstruita a andar ya (y luego dicen que crecen muy rápido), que si otra quiere que le corte el pelo (¡pero si ha salido al padre y a mí la pobre mía, y casi no tiene!), que si la una dice que no le compre mucha ropa porque en seguida se le queda pequeña (¡pero le tendré que vestir mientras tanto, y anda que no ensuciamos!), que si otra dice que… (rellenar).
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Esto también pasa |
Y, de momento, en estos ocho meses, poco más puedo añadir. Las dos abuelas primerizas también coinciden en que ven poco a su nieta (y entre que vienen ellas y vamos nosotros, la van a desgastar de tanto achucharla). No parece, de momento, que Monstruita vaya a compartir su protagonismo en al menos unos años, así que aún le quedan abuelas primerizas para rato.
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