Cuando Eloísa, autora de
Una maternidad diferente, comenzó hace poco a preguntar sobre un post acerca del
Baby Led Weaning desde el punto de vista de la psicomotricidad, me dije «anda, ¿y por qué no desde el punto de vista de la logopedia?» (Y sí, soy logopeda).
No existen artículos (o yo no los he encontrado) que relacionen claramente el Baby Led Weaning (BLW) y el desarrollo del lenguaje y del habla. Aunque sí que podemos encontrar por todos lados, artículos sobre la importancia de la combinación de purés con alimentos sólidos a partir de cierta edad, para evitar un retraso en el desarrollo del lenguaje. Así que, basándome en la información de la que dispongo sobre el BLW (parte debida a mi propia experiencia con Monstruita), y en los conocimientos que existen sobre la alimentación y el desarrollo del lenguaje, del habla y de la masticación y deglución, voy a lanzarme a relacionar ambos campos.
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Logopeda currando.
Foto de Betsy |
De la deglución en sí, no voy a hablar mucho. El feto comienza a deglutir líquido amniótico en el segundo trimestre de vida intrauterina y, una vez nacido el bebé, continuará con la leche de su madre o de fórmula. Explicar las diferencias en cuanto a incidencia en el desarrollo de la mandíbula o del paladar según sea alimentado directamente con el
pecho o con el biberón, da para otro post, y además ya existen numerosos artículos al respecto.
Tradicionalmente, se comienza la introducción de la alimentación complementaria a los 6 meses, siguiendo las recomendaciones de la OMS. En ese momento, es habitual ofrecerle al bebé purés y papillas al bebé que, de esta manera, toma un papel pasivo en la alimentación. Si anteriormente tomaba biberón, prolonga esta situación. Si tomaba pecho, ese papel activo de succionar según su deseo, cambia. Después, la aparición de los primeros dientes, indica que es el momento de ir presentando alimentos que no estén triturados.
Pero con el BLW esto se modifica, y digamos que pueden aprovecharse mejor las habilidades que va desarrollando el bebé en lo que se refiere a masticación. Durante la lectura de este post, os aconsejo tener un trozo de pan a mano, para que vayáis comprobando ciertas cosas por vosotros mismos.
El bebé ya sabe pasarse objetos de una mano a otra, una habilidad ideal para poder coger el alimento que le ofrezcamos, y manipularlo con cierta soltura para llevárselo a la boca.
En este periodo, surge el patrón de la masticación. Si bien, será incompleto, ya que el bebé la realiza con movimientos verticales, es decir, mastica moviendo la mandíbula arriba y abajo. La masticación madura comprende movimentos rotatorios. Si no os lo creéis, probad a masticar un trozo de pan simplemente separando y juntado las muelas.
Sin embargo, este movimiento va a ser suficiente para comenzar a masticar el alimento entero con una textura más o menos blanda que le ofrezcamos (por ejemplo, un trozo de zanahoria hervida). Es más, al ofrecerle este tipo de alimentos en lugar de purés, estamos estimulando su aprendizaje en este sentido: cuanto más práctica pueda tener el bebé, más rápido y mejor lo aprenderá.
Además, en este periodo, emerge otra habilidad: la lengua puede amasar el bolo (comida dentro de la boca) contra el paladar. Esto facilita aún más las cosas: el bebé no solo puede triturar el sólido que se le haya ofrecido con sus encías, sino que puede ayudarse de la lengua para deshacerlo, aplastándolo contra el paladar.
Poco a poco, y antes de los 8 meses, la lengua ira lateralizando el alimento. Es decir, el bebé comienza llevar el bolo a un lado u otro de la mandíbula con ayuda de la lengua. ¿Os habéis fijado cuando masticáis vosotros? Habitualmente utilizamos ambos lados de la mandíbula para triturar el alimento… que no va solo, sino que es la lengua la que lo mueve. Bien, pues para el bebé esto supone también un paso más en la adquisición de la masticación y otro aspecto a considerar en la relación entre el Baby Led Weaning y desarrollo del lenguaje.
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Cuando no queda otra, hay que tirar de cuchara
(Niño con problemas motores)
Foto: Ranken Jordan |
Durante este periodo, surge el movimiento rotatorio de la mandíbula al masticar, aunque aún debe perfeccionarse y la lengua ya lateraliza el alimento. Es decir, el bebé ya se puede decir que come alimentos sin triturar.
Casualmente, alrededor de los
12 meses es cuando Monstruita comenzó a devorar su propia ración. Ya no valía con algún trocito suelto o alguna cucharada de mi plato, sino que
su ración debía estar preparada (¡o yo me quedaba sin comer lo suficiente!). Las estructuras anatómicas y fisiológicas que intervienen en la masticación, ya estaban preparadas. Y Monstruita, gracias a que le había presentado los alimentos sin triturar y distinguía uno de otros, sabía (sabe) muy bien cuáles le agradan y convienen más (por ejemplo, prefiere la pasta a la verdura cocida).
Siguiendo la relación entre el Baby Led Weaning y desarrollo del lenguaje, se supone que a partir de los 18 meses, el bebé puede iniciar un barrido alrededor de la boca con la lengua, para recoger los restos de comida que hayan podido quedar. Monstruita no es ninguna superdotada y su desarrollo general es normalito, pero con 15 meses ya lo hacía. No tengo datos suficientes para saber si es debido al BLW o a su propia evolución. Además de que los movimientos rotatorios de la mandíbula están muy conseguidos.
Con 18 meses, el bebé cierra los labios al masticar (sellado labial).
Así mismo, se supone (según algunas
fuentes) que es a partir de los 24 meses cuando los niños se alimentan solos. Monstruita lleva desde los 6 alimentándose sola (excepto para la leche), y me consta que en las Escuelas Infantiles comen solos desde los 12 meses.
Otros aspectos interesantes
En cuanto a la sensación y percepción de sabores y texturas, lógicamente
el BLW es mucho más rico que la presentación de los alimentos en purés o papillas. Las propias autoras del BLW también inciden en el control que tiene el bebé sobre la comida de este modo, contribuyendo a su desarrollo motor y cognitivo. Está en su
libro. así que tampoco me voy a extender en esto.
Son normales durante el proceso de introducción de la alimentación complementaria. Gracias a la relación entre el Baby Led Weaning y desarrollo del lenguaje, el bebé aprenderá antes a manejar el alimento en la boca y a tragarlo, evitando así accidentes más adelante. Además, alrededor de los 15 meses, el bebé habrá aprendido a manejar cantidades mayores en su boca; por ejemplo, no es lo mismo llevarse un solo guisante a la boca cada vez, que llevarse una cucharada con cinco o seis, y masticarlos sin tragar ninguno de manera involuntaria durante el proceso.
¿Cómo influye en la mandíbula el Baby Led Weaning y desarrollo del lenguaje? El movimiento de la masticación desarrolla la mandíbula a lo ancho y a lo largo. Además con el trabajo de los dientes y la lengua, también se desarrolla el paladar. Esto da lugar a una boca con una forma equilibrada. Y si tiene una forma adecuada, sus funciones también lo serán. ¿Cuáles son estas funciones?
- Aumento del tono y mejora de la motricidad orofacial.
Hablando en plata, los músculos necesarios para el habla, tanto de la cara como de la boca, son más fuertes y más hábiles. La relación entre el Baby Led Weaning y desarrollo del lenguaje en este aspecto es evidente.
Una mandíbula que trabaja, unos labios que se mueven y hacen fuerza para mantener el alimento en la boca, o arrastrarlo de la cuchara, una lengua que se maneja con agilidad, permitirán articular correctamente los sonidos necesarios para hablar.
Por ejemplo, si los labios no tienen fuerza, difícilmente se podrá decir correctamente una /p/. Y puede que permanezcan abiertos, provocando que el bebé respire por la boca, lo que daría lugar a resfriados, otitis o un paladar alto. O incluso más babeo. Si la lengua no se mueve correctamente, no encontrará el sitio adecuado que permite la /t/.
El paladar no es menos importante. Si el paladar duro (eso que está justo detrás de los dientes hasta, más o menos, el cielo de la boca) no está bien formado y es muy alto y estrecho (paladar ojival), lo tendremos más difícil para articular la /rr/ o la /l/. Si el velo del paladar (lo que llamamos «campanilla»), no se coordina bien, la voz sonará nasalizada.
En cambio, si todo está bien, la implantación dentaria, es decir, la posición de los dientes al salir, será correcta y no dará muchos problemas.
Concluyendo
No es que a los bebés alimentados con purés les vayan a ocurrir cientos de desgracias en el desarrollo de la musculatura oral o en su desarrollo del lenguaje, a no ser que este tipo de alimentación se prolongue más de lo debido, pero sí que creo que el BLW evita malos hábitos y ayuda a un desarrollo temprano y eficaz en este sentido.
¿Tenemos prisa? Ninguna. Al final, a no ser que existan otros problemas adyacentes, todos los bebés se convertirán en niños que comen sólidos sin problemas y con un buen lenguaje. Pero con el BLW, creo, pueden evitarse de antemano ciertos problemas a bebés que, quizá, tienen cierta predisposición a ellos.
No obstante, este es un post personal porque, como dije, no he encontrado evidencias que relacionen el BLW como método de alimentación con el desarrollo del habla, lenguaje y deglución. ¡Ojalá se investigue en este sentido alguna vez!
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