Que eran dos, más los bolsos de mano. Metimos ropa de toda clase, botiquín (Apiretal, Cristalmina, suero, gasas, crema para el sol…), y el historial médico tanto de Monstruita, como mío (porque estoy preñada, oigan, por si aún no se han enterado). ¿Puede una
embarazada viajar en avión? Si su médico le da permiso, sí (yo ni se lo pedí) PERO a partir de las 36 semanas, es muy probable que muchas compañías ya no te admitan a bordo. Me da que los partos aéreos no les molan.
Por supuesto, ir a la playa con un bebé en avión implica documentación. Para evitar problemas, previamente le hicimos el DNI a Monstruita. ¡Tan pequeña y ya fichada de esa manera! La verdad es que me hizo una ilusión boba, para qué vamos a negarlo.
Iba en el equipaje de mano, así que os hacéis una idea de lo poco que puede llegar a ocupar plegada. Se ata con cinchas a prácticamente cualquier silla.
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Este no era nuestro avión, pero hubiera estado bien, ¿eh?
Foto de Al_HikesAZ |
Como reservé los vuelos con siete meses de antelación, pude elegir horario a un precio decente. Así que procuré que coincidieran con la siesta de Monstruita. Me salió redondo y se tiró durmiendo todo el vuelo tanto a la ida, como a la vuelta. Menos mal.
Como intuía, me dejaron subir la botella de agua para Monstruita en el equipaje de mano. Aunque sabe beber en vaso perfectamente, para estas cosas llevo un biberón, que no se sale, es más cómodo y más fácil de justificar ante el control del aeropuerto. Aunque también se puede usar un bidón.
Te dan un cinturón para que lo ates al tuyo, porque viaja encima de ti. Es muy cómodo, y puedes poner al bebé en cualquier posición porque va prácticamente suelto.
El carro te lo dejan llevar hasta la puerta del avión, así que no lo tienes que facturar. Nosotros dejamos la silla plegada. Pero hubo quien llevaba un carro enorme y dejó que los operarios se las apañaran solos para desmontarlo y plegarlo. Preguntaron a los pasajeros de quién era esa maravillosa obra de ingeniería, y ahí no hablaba ni el tato. Así que al final tuvieron que resolver el rompecabezas ellos solos.
La isla y la playa
La isla la conocíamos porque habíamos veraneado allí anteriormente. Para ir a la playa con un bebé preferíamos un lugar conocido, por si las moscas. Además, nos encanta. Esta isla tiene muchas calas y playas a donde es complicado llegar si no es andando. A veces, es imposible a menos que vayas en barco.
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Las playas que veíamos eran igual de monas, pero más tranquilas.
Foto de angrylambie1 |
Así que me llevé la mochila portabebés rezando porque Monstruita la aceptara (no le gusta ir aprisionada así, prefiere ir en brazos, que está más libre, o en la silla). Y, oye, fue un acierto. Monstruita se agarraba a la teta durante el trayecto o se dormía, pocas veces protestó. Así, pudimos ir a playas donde, de haber llevado silla, hubiera sido imposible llegar. De hecho, si había dos playas seguidas y la mejor estaba más inaccesible, los que llevaban carros y sillas se quedaban en la primera.
Monstruita disfrutó como una enana con la arena. Pero el ruido del mar y las olas que llegaban a la orilla de repente, no le hacían ninguna gracia. Así que se bañó poco, y disfrutó más la piscina. No obstante la metimos al mar. Confirmé que en la playa con un bebéque no hacen falta portabebés especiales, ni manguitos, ni flotadores. Sus primeras veces mejor en brazos de papá o mamá.
Por cierto, ¡se arrancó a andar! Aunque aún le falta soltura va practicando cada vez más.
A la playa fue con pañal. Llevamos su trikini (que ella es muy fashion y le regalan estas cosas), pero solo lo usamos para la piscina. Un sombrero/gorra, crema, y andando. Si íbamos un poco tarde a la playa y el sol comenzaba a apretar, ya le ponía una camiseta de esas que mantienen un filtro de 50 UV, aunque se mojen, por si las moscas.
El coche
Para moverse por la isla alquilamos con una compañía que, al no estar situada dentro del aeropuerto, era más barata. Nos esperaron y nos llevaron en furgoneta a su parking, situado a cinco minutos.
Previamente, habíamos reservado la silla para bebés también. Nos la dieron desmontada y el hombre, muy amablemente, me explicó cómo se montaba, aunque luego se encargó Monstruo. Fue un error por mi parte, porque debería haberle pedido al empleado que la montara él y que, de paso, ajustara los tirantes.
La silla era de las baratas. Iba en dirección a la marcha y Monstruita se sentía incómoda en ella. Cada vez que usábamos el coche, comenzaba a quejarse al minuto. En fin, al menos teníamos silla, porque alguna familia vimos donde el bebé iba en brazos de la madre. Pa mear y no echar gota, oigan.
La casa
El apartamento estaba muy bien. También lo reservé con mucha antelación para poder elegir a buen precio. Avisamos de que nos pusieran cuna. Pero se les olvidó. Estaba tan cansada del viaje el primer día, que pasé de reclamarla y pensé en dejarlo para el día siguiente. Colechamos, sí, pero Monstruita se acuesta primero por la noche, y prefiero dejarla protegida en su cuna antes de que se estampe contra el suelo por dejarla en nuestra cama (ella, cuando se despierta, si no estoy, se pone de pie si hace falta). Así que era un elemento importante.
En lugar de eso, quitamos el somier a uno de los colchones (la casa tenía dos habitaciones, una de ellas con dos camas), y lo pusimos en el suelo. En un lateral y en el cabecero estaba la pared de la habitación. En el otro lateral, puse almohadas. Oye, qué invento, ella dormía genial allí y no se caía. Además, yo podía colechar con ella cuando era necesario y levantarme cuando quería, sin tener que hacer el 007 para trasladarla a la cuna. Así que al final, ni cuna ni na. Y, además, pensando en generalizar el método a nuestra propia casa (pero en bonito, con su cabecero y esas cosas).
La comida
Como hacemos
Baby Led Weaning, ella comía como siempre, de lo que comíamos nosotros. Y tan feliz. No hubo ningún problema. Además, cuando comimos fuera, en todos los sitios a los que fuimos, ¡en todos! tenían trona. Así que nosotros llevábamos el babero, las toallitas, y listo.
Y colorín, colorado…
El viaje a la playa con un bebé ha terminado. Lo hemos pasado muy bien, pero hay que reconocer que 24 horas durante más de una semana con la familia al completo, y playa y paseo todos los días, se hace intenso.
Pero hemos sobrevivido sin lavavajillas, nos hemos organizado muy bien y Monstruo ha sido muy colaborador (diréis lo que queráis de la igualdad, pero al final, las que más nos terminamos encargando de los peques somos nosotras, en su mayoría. Así que gestos así por iniciativa propia, se agradecen).
Así que estamos listos para el siguiente verano, con uno más en la familia.
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