
Ojo, que conste que en estos posts hablo desde mi punto de vista personal y particular y desde mi sesgada experiencia, ya que trato con niños con distintas competencias pero que presentan enormes dificultades para comprender y hacerse entender, a pesar de que su audición suele ser normal (pues si uno no oye, ¿cómo va a aprender ese lenguaje que primero tiene que escuchar?) y su boca, lengua, etc. deberían funcionar porque, anatómicamente, no presentan alteraciones significativas, al menos tanto como para que les impida utilizarlas correctamente.
Lo primerísimo que hay que saber es que los signos para bebés no tienen casi nada que ver con la Lengua de Signos Española (o del país desde el que leas esto. Porque, amigos, la lengua de signos cambia de un país a otro. Incluso dentro del propio país. ¿Os suena?), que emplean las personas sordas. NO, NEIN, NON.
¿Por qué los signos para bebés no tienen que ver con la LSE? Seguro que alguna vez habéis intentado traducir algo literalmente de vuestro propio idioma a otro distinto. Y si habéis tenido la suerte de que os escuche un nativo de ese otro idioma distinto, seguramente habréis podido comprobar la cara de póker que se le queda. Vendría a ser como el chiste:
– Do you pound tomorrow?
– Yes, I book tomorrow.
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¿Mande? Imagen: Hogan |
Así que en la LSE, por ejemplo, la sintaxis (el orden las palabras) no tiene nada que ver con nuestro español de a pie. Y el vocabulario, tampoco. Igual que nosotros, en la LSE una palabra puede decirse de mil maneras… y una manera de decir una palabra puede significar mil cosas. Pero además, la LSE, como todas las lenguas del mundo, tiene su propia historia, su propia cultura y sus propios valores. Obviamente, aprender LSE requiere una formación intensa, como la que requiere el aprendizaje de cualquier otro idioma. O incluso mayor, porque el canal de comunicación es bastante diferente al que estamos acostumbrados los oyentes.
Es decir, por si no ha quedado claro, la LSE, como cualquier lengua, es mucho más que palabras sueltas. Por aquí tenéis más información al respecto. Y si os sigue interesando el tema, podéis leeros «Veo una voz», de Oliver Sacks.
Entonces, ¿qué narices le enseñamos a los niños? ¿Los signos para bebés sirven para algo? Existen un montón de evidencias que apoyan que el aprendizaje de LSE o los signos para bebés desde el nacimiento favorece el desarrollo del lenguaje, tanto en su comprensión como en su expresión. ¿Por qué?
- Porque la información visual «entra» mejor que la auditiva. Solemos ver la televisión antes que escuchar la radio. Nos encanta Instagram o cotilleamos las fotos de Facebook de nuestros amigos antes que su muro. Y, según un viejo dicho, una imagen vale más que mil palabras.
- Porque cuando signamos, estamos haciendo concreto algo tan abstracto como son los sonidos del lenguaje oral. El signo de comer, juraría que es universal y, oye, gracias a eso, en seguida conseguiremos aprender cómo se dice en ese idioma para poder saciar nuestro hambre.
- Porque al signar, ralentizamos el lenguaje oral. Nuestras manos no se pueden mover tan rápido como nuestra lengua (excepto las de algún «pulpo», pero esa es otra historia). Eso hace que el lenguaje oral también sea más accesible.
- Porque ayudamos a comprender que el lenguaje oral se compone en unidades que son palabras y que, a su vez, se componen en sílabas (principalmente si empleamos el Habla Signada, método del que hablo en un rato). Cuando un niño aprende a escribir, seguramente veamos que algunas palabras las escribe juntas porque para él, son una sola unidad, no comprende que son distintas. Es normal y con el tiempo, cuando comprenda qué son las palabras (conciencia léxica), las separará por sí mismo.
- Porque el niño podrá empezar a comunicarse antes: los movimientos con las manos son mucho más fáciles de coordinar que los movimientos con la lengua, los labios, etc. Si un niño se comunica antes, disminuirán sus rabietas (parte de ellas se deberán a que no le comprenden, ¿o no recuerdas lo que sientes cuando te quedas sin voz y estás en una reunión?), y podrá hacer referencia a hechos ausentes antes (lo que hace que ejercite una capacidad cognitiva ,de la mente, bastante interesante).
Esto no significa que tengamos que agobiarnos e ir corriendo a aprender cómo se hace esto de los signos para bebés para enseñárselo a nuestro hijo o nuestra hija. En condiciones normales donde no existe alteración conocida y los estímulos son adecuados, el bebé aprenderá «por sí mismo» el lenguaje. Solo digo que el aprendizaje de signos facilita la adquisición del lenguaje oral. Y no, este sistema no hace más inteligente al niño (¿qué es la inteligencia? ¿Qué clase de inteligencia se vería favorecida?). Sin embargo, como estimulación siempre viene bien.
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Imagen: Nick Olejniczak |
Eso sí, en niños con algún tipo de dificultad (discapacidad intelectual, retraso en el lenguaje, deprivación ambiental…) se vuelve una herramienta poderosa y casi indispensable (si no existen problemas motores, o de visión, por ejemplo).
¿Podrán comunicarse estos niños con niños sordos? Aunque sea en plan indio, seguramente sí. Igual que nosotros, si vamos armados con un diccionario a otro país: no nos valdrá para una comunicación fluida pero para lo básico, seguramente sí.
Como me quedaba un post muy largo, seguiremos informando de qué va esto próximamente.
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