Querido 8M:
Este año no voy a pedir mujeres bomberas, futbolistas o boxeadoras. Tampoco mujeres científicas, empresarias o políticas. No necesito un salario igual al de un hombre por el mismo puesto de trabajo porque ya lo tengo. Lo que querría que me trajeras es el reconocimiento de la mujer en su gestación, en su parto y en su crianza. Valorar que tenemos cambios y necesitamos mucha energía y mucho tiempo extra. Pero siendo exactamente las mismas de antes y los días con idénticas 24 horas, la única posibilidad es el apoyo institucional y el reconocimiento social.
Necesitamos un permiso de maternidad que tenga en cuenta una baja por enfermedad en el postparto. Porque el parto es un gran cambio y necesitamos recuperarnos, aunque no sea una enfermedad como tal: heridas donde te han abierto las 5 capas de abdomen hasta llegar al bebé (cesárea), pérdidas de sangre durante semanas (loquios), episiotomías y desgarros vaginales, creo que son causa suficiente para ganarse una baja laboral.
Necesitamos creer que dedicarnos a la crianza es tan válido como ser empresaria o boxeadora. Al menos durante los 3 primeros años, no pido más. Después retomaremos nuestra carrera laboral seguramente con más fuerza y ganas que nunca.
Se puede compatibilizar trabajo y crianza durante los primeros años, claro que sí. Pero no a todas nos apetece llegar machacadas del trabajo para machacarnos después con la crianza, por muy compartida que esté.
Lo de las escuelas infantiles subvencionadas está muy bien pero ¿y si no quiero? O ¿y si llevo a mi bebé pero luego necesito tiempo para mí? O ¿y si mi pareja o yo hemos tenido que reducir la jornada en tiempo y sueldo para poder criar al bebé?
Porque ya no criamos en pueblos donde «oye, Pili, échale un ojo a Juanito, que tengo que comprar» o «Mari, trae a Elenita un rato y descansas». Al menos no en las grandes urbes. Así que criamos solas, a contrarreloj, cansadas, saturadas y encima que por qué no somos JEFASDE.
Pues porque a lo mejor me apetece estar criando sin agobios. Cansada, porque la crianza cansa y esto es un hecho. Pero sin prisas, con tiempo, sin estar pendiente del «llegamos tarde» o «aún tenemos que recoger la cocina y doblar la ropa».
No produzco dinero, es verdad. En realidad estoy ahorrando millones a las arcas del Estado porque no existe dinero suficiente para pagar esta labor: un servicio 24/7 donde desempeñas más tareas de las que puedan caber en un contrato: cuidadora, maestra, cocinera, enfermera, ilustradora, música, animadora, nutricionista, personal shopper, entrenadora, peluquera, proveedora y seguro que se te ocurren algunas más. Además, estando disponible mañanas, tardes, noches, laborables y festivos.
Pero eso no cuenta. Una amiga dice que cómo nos han engañado con esto de la incorporación de la mujer al mundo laboral. Y yo digo que el engaño es porque pretenden que la incorporación sea IGUAL a la del hombre y sin meter al hombre en la crianza de la misma manera (aunque esto parece que por fin va cambiando).
En fin, siento el rollo. Pero es que estoy cansada de los bombardeos con ejemplos de mujeres que empeñan roles tradicionalmente masculinos y muy pocas ensalzando roles tradicionalmente ligados a la maternidad o a la crianza. Como mucho, quizás, ligados a la educación escolar.
En fin, mi querido 8M, no creo que este año lo cumplas, que ni siquiera has podido atender a las embarazadas que pasan solas todas las pruebas en tiempos de pandemia. Pero guárdalo para cuando puedas. Por favor.
Un abrazo,
Monstruua.
Pues yo al 8M le voy a pedir lo mismo que tú. A veces creo que este tema se enfoca demasiado en la igualdad (que está muy bien para muchas cosas), pero deja de lado las diferencias. Y, ay, amiga, aquí las únicas que pasamos por el parto, el puerperio y dar teta somos nosotras.
Claro, por eso yo siempre digo que no quiero igualdad, porque hombres y mujeres no somos iguales, que quiero equidad. Y sí, las que pasamos por todo eso somos nosotras pero a los políticos se les olvida…