
Yo era una firme defensora del Baby Led Weaning (BLW) o Alimentación Guiada por el Bebé cuando comencé con esto de la alimentación complementaria con Monstruita. Da la casualidad que mi hija no es una zampabollos y, así como con la teta no tiene problema, con el resto de la comida es otro cantar. No sabemos aún si es que tiene algún problema real o que, simplemente, le basta poca cantidad de comida para pasar el día. Así que he tenido el honor de probar el Baby Led Weaning en su más pura expresión porque mi bebé no come, no es de lo que se tiran a por la comida. Por ello os presento lo que no me gusta del Baby Led Weaning.
Monstruito, sin embargo, come todo aquello que se le pone por delante. Tiene sus preferencias, por supuesto, y por ello reniega de los cítricos y del pan tostado. Con él está siendo todo muy fácil y sé que con él los purés hubieran entrado solos. No obstante, a pesar de la experiencia con su hermana o precisamente por eso, con él seguí una versión modificada del Baby Led Weaning al que podemos llamar, por que se vea que no es igual, Alimentación Respetuosa Con El Bebé (ARCEBE, hale, con sus siglas y todo). ¿Por qué? Porque está…
…LO QUE NO ME GUSTA DEL BABY LED WEANING (BLW)
1. Mancha demasiado
Cuando «solo» tienes a un bebé estás cansada pero piensas que el esfuerzo merece la pena. Así que le dejas que juegue con la comida aunque el 80% termine en el suelo de la cocina, pegado a la planta de los pies o la suela de tus zapatillas, desperdigado por el resto de la casa o decorando las paredes y el techo. Puedes poner hules en el suelo, baberos con triple manga y dejar que tu perro merodee recogiendo los restos. Pero hagas lo que hagas, eso es una guarrada que tendrás que recoger tres veces al día como mínimo.
Pero ¡ay, amigo/a! cuando tienes dos el cansancio se acumula. En mi caso, no estaba dispuesta a perder aún más la paciencia recogiendo (consecuencia fatal de mi falta de sueño y descanso) a cambio de que Monstruito fuera feliz experimentando con la comida. Y es que lo que no me gusta del Baby Led Weaning se complica cuando hay más de un hijo.
Así que puse en marcha el ARCEBE: el arroz, la sopa, la quinoa, el cuscús, las lentejas y todo aquello líquido o susceptible de pegarse y desperdigarse fácilmente se lo doy yo con una cuchara pequeña. Hace unas semanas, al poco tiempo de cumplir el año, Monstruito decidió que él quería manejar la cuchara: estupendo, pero no durante toda la comida.
Regla de oro del BLW que también seguí con el ARCEBE: si el bebé no quiere más, no le forzamos. Se retira y se le ofrece otra cosa si procede. Si no, no.
2. Hay riesgo de que el bebé no ingiera hierro suficiente
Las autoras del Baby Led Weaning afirman que el bebé consigue hierro suficiente chupando los trozos de carne. Yo sigo que a no ser que le dejes el trozo sanguinolento y prácticamente crudo, ahí lo único que entra son micropartículas de chicha que le son claramente insuficientes.
Así que de nuevo practiqué el ARCEBE para compensar este otro aspecto de lo que no me gusta del Baby Led Weaning: cortaba pollo o cerdo muy bien guisado o asado que estuviese blando en trocitos muy pequeñitos. Estos trozos se los introducía yo en la boca con mi mano hasta que él maduró a los pocos meses y era capaz de hacer la pinza con los dedos, cogerlos y llevárselos por sí mismo a la boca.
También chafaba con un tenedor las albóndigas y las hamburguesas y se las acercaba a la boca.
Un buen día, antes de cumplir el año, comenzó a coger trozos más grandes, cortarlos con sus dientes y tragárselos.
A los que aún piensen que las lentejas y ciertas verduras tienen mucho hierro, sí, de acuerdo, pero al ser de origen vegetal (hierro no hemo) es mucho más complicado de asimilar que el de la carne (hierro hemo). Además de que en la carne encontramos una vitamina escasa pero muy importante: la vitamina B12.
3. El bebé se atraganta
Las autoras defienden que el bebé se atragante como parte del proceso normal de aprendizaje en la masticación y deglución de los alimentos. Este es uno de los puntos principales de lo que no me gusta del Baby Led Weaning. Las autoras diferencian, además, entre atragantamiento y ahogamiento: en un atragantamiento el bebé hace uso de la tos como reflejo para expulsar el trozo que es demasiado grande y no es necesario intervenir, basta con vigilar que el tronco del bebé esté en posición erguida y recta. En un ahogamiento habría que intervenir y hacer maniobras de primeros auxilios.
Con Monstruita les hice caso y cada vez que ella se atragantaba, estábamos todos en un «ay», a ver si se le pasaba, si no, o qué. Con Monstruito, al primer atragantamiento, descubrí que yo no estaba por la labor de pasar todos esos sustos otra vez. Estaba segura de que no era necesario pasar por un montón de atragantamientos para saber manejar la comida y tragarla.
Con el ARCEBE, el tiempo no tardó mucho en darme la razón. A los dos o tres meses de haber introducido la alimentación complementaria, Monstruito podía comer lonchas de lomo embuchado sin que yo se lo cortara. Ninguno tuvimos que sufrir atragantamientos cada por tres (alguno hubo, evidentemente, al igual que cuando toma pecho). Solo tuve que esperar a que él decidiera cogerlo e investigar por sí mismo, una vez que ya tenía experiencia cogiendo trozos pequeños y masticándolos.
4. No sirve para todos los bebés, sobre todo si existen problemas.
Una lee el libro de las autoras y parece que todo el monte es orégano: vale para cualquier bebé (mientras cumpla los requisitos que ellas dicen), en cualquier circunstancia. Y no es así. Por ello lo que no me gusta del Baby Led Weaning es su presunción de que es válido para cualquier bebé y cualquier familia.
Si el bebé presenta algún problema que no solo no se ha diagnosticado, sino que ni siquiera se sospecha, y que le dificulta comer, el bebé no tomará alimentación complementaria suficiente para obtener los nutrientes que necesita.
Podemos encontrar poco tono (poca fuerza) en los músculos encargados de masticar y tragar, o demasiado tono (rigidez) en esos músculos. Puede existir una anemia que provoque falta de apetito en el bebé. Y seguro que si hay algún/a pediatra en la sala puede nombrar muchos más.
Ante esto, habría que adaptar el tipo de alimentación según el caso.
5. A veces es necesario presionar un poco para que coman.
En niños que tienen más de dos años y medio a veces puede pasar que no quieran comer cuando toca o de lo que les aporta más nutrientes.
Que si no comen cuando toca (y no existe ningún problema) desde luego que tendrán hambre más tarde. Pero claro, a la calle una normalmente no se lleva unas lentejas o pescado rebozado. Así que a veces funciona mantenerles en la estancia donde estés comiendo, aunque no estén sentados. Solo de aburrirse y verte comer puede que decidan probar.
Pero lo que no me gusta del Baby Led Weaning es que las autoras dicen que es responsabilidad del adulto ofrecer lo que el niño necesita y que es él quien debe elegir. Pero si pides un pollo con patatas fritas puede pasar que el niño solo quiera las patatas y no el pollo. Sí, el adulto responsable no presenta comida «guarrería» pero en la vida normal nos gusta comer el pollo asado con patatas. Así que se puede negociar en casos como ese algo como «una patata por cada trozo de carne» (repito, a partir de dos años y medio y dependiendo del nivel de comprensión de cada niño).
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