LLegó el momento en que pensé cómo hacer para que se llevarán bien el gato y mi bebé. Creo que no soy la única a la que, estando embarazada, le han dicho «¿y qué vas a hacer con el gato?» Obviamente lo que hice fue seguir mimándole y rezar por que la toxoplasmosis no se la pegara yo a él (yo la he pasado y él no). Hubo algún momento en que me apeteció aliñarlo con mostaza y comérmelo, pero aguanté estoicamente la tentación y el animalico sobrevivió.Después nació Monstruita y la pregunta de marras seguía en el aire: «¿y el gato, qué hacéis con él?» La respuesta, esta vez, es más elaborada, así que creo que nadie mejor que el propio gato para contarlo:Un día, estaba yo tan tranquilo, cuando noté que mis amos salían pitando a altas horas de la madrugada. Tras un par de días solo en casa y justo cuando estaba pensando en demandarles por abandono del hogar, regresaron. Por fortuna, en ese par de días, mi amo me hizo algunas visitas donde me daba de comer y me mimaba. También me daba algo que olía fatal. Ahora sé que era un pañal cagao, pero por aquellos entonces, hubiera agradecido un souvenir más adecuado a mi estatus y naturaleza, y que me hiciera más ilusión.
Juro que era esa cosa la que gritaba, yo no Poco después, volvió mi ama junto con él. Traían algo entre los brazos, algo raro. Ese algo olía raro, parecía raro, se movía raro y gruñía raro; las circunstancias imponían una investigación a fondo. Yo me metía en lo que llamaban «cuna», pero cada vez que me veían dentro, me sacaban. Lo hacían sin gritarme y suavemente, pero comprendí que eso estaba vedado para mí y, oigan, con su pan se lo coman.
Otro día yo intentaba asomarme al moisés o morder las asas que tenía (delicatessen), pero nada, tampoco me dejaban. Si acaso, si estaba alguno de mis amos al lado de ese algo que gruñía raro, me dejaban olisquearlo. No obstante, debían pensar que me lo iba a comer o algo así (ja, qué se han creído… ¡requiero algo con más bouquet!). Así que esos primeros meses ni siquiera me dejaban entrar a dormir con ellos a la habitación.También durante los primeros meses mi ama pasaba bastante de mí. Menos mal que mi amo me seguía dando mi masaje orejil diario y me sobaba el lomo hasta hartarme.Después, mis amos se fueron fiando poco a poco de mí, y me dejaban pasar por las noches a su cuarto. También se relajaron un poco con la vigilancia durante el día, cada vez les importaba menos que yo estuviera en la misma habitación que la niña. Niña era como ellos llamaban a eso raro.Un buen día, cuando mis amos celebraban que la niña-algo había cumplido cuatro meses, noté que la niña-algo se fijaba en mí. Además, con bastante mala educación por su parte, porque se empezó a reír descaradamente, como si nunca hubiera visto a un gato. He de decir, modestia a parte, que soy bastante guapo, así que no sé de qué tenía el valor de reírse el monigote ese.Un par de meses después, a mis amos les importaba dos pimientos el que yo estuviera cerca o lejos de la niña-algo, estuvieran ellos presentes o no. Pero claro, sabían muy bien lo que hacían; ahora la tal niña-algo se dedica a agarrarme de los pelos del lomo en cuanto me descuido, arrancándome unos cuantos. A veces le doy con la pata cuando ella me da, pero no se rinde. Al final, me termino yendo yo. Lo malo es que la niña-algo ahora se mueve e intenta alcanzarme. Afortunadamente, aún no llega a las sillas ni al respaldo del sofá, que es donde más me gusta estar.De alguna manera, mis amos me han hecho saber también que la niña-algo es especial y no puedo vacilarles como a ellos (de momento, a ver qué se han creído). No obstante, un día en que la niña-algo me estaba tocando las pelotas (ah, no, que no tengo, que estoy castrado) narices, le di un mordisquillo de na, no se vayan ustedes a creer que dejé marca o hice sangre o algo así. Pues nada, que me castigaron. Eso sí, sirvió para que ellos supieran que yo también merezco un respeto por parte del ente ese. Aunque esa cosa ahora persigue mi rascador y me quita mi tazón de agua, ¡que no hay respeto por la antigüedad de los inquilinos, eso es lo que pasa en esta casa!
¡Contigo no, bicho! Yo les he hecho saber a mis amos que la nueva adquisición esa podrían intentar devolverla, que así no puede uno echarse sus siestas tranquilo. Pero nada, que parece que no hay manera y que vamos a tener que aguantar al bicho aquí durante bastante tiempo. Amigos felinos que me están leyendo, ¡cuidado con esos entes que os cuelan en casa sin previo aviso!
Mi plan de dominación del mundo
Firmado,Un gato pacienteNota: ningún animal ha sido dañado o torturado durante la redacción de este post.
Jajajaj, ideal, chica, tienes un gato de lo más civilizado. A ver quién es más peligroso, si un niño o un animal…
Menudo es el gato xD Ya veremos, de momento Monstruita le instiga y el gato le huye xD
jajaja ese gato es una maravilla hasta escribe post!! que bueno que se han adaptado bien!! creo que habrá una fase donde ambos se autoignoren pero se respeten, así nos pasa con el piratilla y nuestro perro.
Totalmente, lo suscribo, aunque en el fondo, el pobre es más bueno que el pan 🙂
Na, el pobre gato sigue vivito y coleando, sin toxoplasmosis ni nada 😀
Real como la vida misma :)))
Jaaa y más jaaa! bien dicen que los gatos tienen planes malévolos.
Mamá y maestra
qué bueno! espero que no le hayas pasado la toxoplasmosis y que la vida en común del gato y la niña sea muy feliz! XD
jajaja, una historia genial ♥