Hablemos de falsa alarma: que aunque falten seis días de nada para salir de cuentas, yo estoy tranquilísima. Procuro pensar que todo irá bien, y que estoy preparada y que, además, todo lo de Monstruita está listo.
Pero ayer… ayer Monstruo y la menda se estaban haciendo caquita, así, como suena. No sé si es el cambio de luna, o que va tocando, o las dos cosas, pero por la noche, comencé a sentir contracciones más intensas, más frecuentes y más largas. ¿Sería una falsa alarma?
– Oye, tú, que mira cómo tengo la tripa. Que son más intensas.
– Bueno, tú dime que yo las apunto – así de formal es Monstruo.
Y esperamos un poco, y se repetían.
– Oye, que si estas son las de verdad, tampoco duelen tanto, ¿eh?
– Pues tienen que doler mucho, así que esas no creo que sean.
– Ya… pero si me pasa como a F…, que no se enteró hasta que casi le estaba saliendo…
Y entonces me entró el pánico, y empecé a pensar que me tenía que depilar un poco más, que a ver qué me ponía para ir al hospital, que si me tenía que peinar, que de todos modos, me quedarían muchas horas por delante y me tocaría pasar la noche en vela… Lo que quedó resumido en un tembloroso:
– ¡Ay, que yo no estoy preparada p’a esto, Monstruo, que me he equivocado!
– Que sí que lo estás, no digas chorradas – lo cual me tranquilizó mucho, no creais. Así que decidí calmarme un poco y acostarme. Y como una bendita amanecí esta mañana, tal cual me acosté, con Monstruita dentro tan feliz. Falsa alarma, ciertamente.
Sí, claro, reíros de unos pobres primerizos, pero reconocer de qué tipo son los dolores de una estando embarazada, necesita de un Máster en toda regla. A saber:
Gases malévolos que se recorren toooooda mi tripa a su libre albedrío, dificultando la identificación de la naturaleza de esos movimientos.
Monstruita moviéndose y marcándose una escenita de «Fiebre del sábado noche», porque ella lo vale.
Contracciones, y ya no entro en si son verdaderas o falsas. Que las primeras todavía no me han tocado.
Y que la teoría es muy chula y muy guay, pero aplicarla es otra cuestión. Aunque como ensayo general, no ha estado mal. ¡Buen día!
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