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Imagen CC de perturbao |
…Y en que ha surgido otra manera nueva de relacionarse y de entretenerse y nos parece que va a aniquilar las relaciones sociales «auténticas» entre los seres humanos. Demonizar las nuevas tecnologías vs. juegos tradicionales no deja de ser, en el fondo, el miedo a lo desconocido, al cambio que vivimos y a la rapidez totalmente insólita del mismo en la historia de la humanidad.
Lo gordo es que utilizo el whats app para concretar cuándo y dónde verme con mis amigos, gracias a Instagram muestro lo que hago y aprendo de los demás (y además, a veces, utilizo el Photoshop para diseñar o dibujar), escucho música a través de Spotify o con mp3 descargados en el móvil, leo en cualquier lado y momento (incluso durmiendo a los peques) gracias al kindle, controlo (ejem, controlaré) el deporte que hago gracias a una app del móvil y estoy al día con mi curro gracias al whats app, facebook, quedadas y llamadas. Creo que se trata más una integración que una guerra de nuevas tecnologías vs. juegos tradicionales.
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Imagen CC de Meena Kadri |
Durante toda la historia del ser humano se ha considerado un castigo o un sacrificio el vivir apartado sin contacto con el resto de la sociedad. ¿De verdad creemos que las nuevas tecnologías van a provocar esto? Más bien nos interconectan con la maravillosa ventaja de que ya no estamos limitados a un radio de 30 kilómetros o a las tarifas telefónicas (¿os acordáis de «este mes hemos gastado mucho, no podemos llamar más a nuestra tía de Timbuctú»?) Puedo hablarme con alguien que esté al lado de mi casa o a cinco mil kilómetros de ella con un clic y de manera inmediata sin un coste adicional. ¿No es alucinante? En realidad, lo que pasa es que cambian y mejoran las formas pero no el contenido. Quizá no exista realmente ese enfrentamiento de nuevas tecnologías vs. juegos tradicionales.
Claro está, siempre puedes estar 24 horas pegado al móvil sin hacer caso a tu alrededor, pero también puedes estarlo a la tele o a las novelas de caballerías.
El mundo cambia constantemente y últimamente muy deprisa así que, ¡todo el mundo al tren, que nos vamos!
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