Entre algunos ginecólogos y Chita, no hay mucha diferencia. |
Soy la primera que defiende una sanidad pública y universal… pero no a los médicos cretinos. Pienso que la solución no son los recortes, sino el CONTROL de los recursos que se utilizan y de la calidad de atención al paciente. Y de eso, la Marea Blanca no habla, no lo exige, ni siquiera los interinos que están en peor situación, ni siquiera los profesionales que SÍ se preocupan por esos recursos derrochados y mal usados, y una atención al paciente adecuada.
¿Atención al paciente? Sí, somos personas, y ellos son profesionales que trabajan con personas. Si no les gusta, ellos tienen un problema, y nosotros también. Da rabia pensar que estoy pagando a médicos cretinos con mis impuestos (¿por qué en nuestras nóminas no aparece la parte de sueldo mensual que la empresa tiene que pagar por nosotros, además de lo que nos descuentan de por sí?).
Muchas veces me siento impotente y me cabrea. Durante el embarazo, he visto a más profesionales de la salud casi que en mi vida. Con respecto a los que trabajan en mi centro de salud, no tengo ninguna queja, nunca la he tenido, la verdad, y siempre se han portado bien conmigo, desde que era una cría. Pero algunos de los de los hospitales y los centros de especialidades, son fauna para echarlos de comer a parte.
El primer ginecólogo al que me mandaron tras saber que estaba embarazada, era el líder de los médicos cretinos. Se creía por encima del bien y del mal, y me trató como si fuera tonta nada más cruzar el umbral de su consulta. Obviamente, que un tonto me vacile lo llevo mal, y se llevó alguna respuesta mía de propina. Mi marido tuvo el acierto de contenerme, porque no sabíamos si ese iba a ser el que me llevara el embarazo al final o no (estábamos pendientes también de mudarnos de casa). La enfermera que acompañaba a este cazurro con ojos, en cambio, era todo virtudes y amabilidad, no sé si porque sentía vergüenza ajena de ese mendrugo, o porque valoraba realmente su profesión de manera íntegra y digna.
El segundo, fue ya en el hospital que me correspondía por entonces. El tío (otro líder de los médicos cretinos) mientras me hacía la ecografía, no me dejó ni ver a la niña. Me soltó un «es niña», sin mediar ninguna palabra más. Luego se puso a hablar con su grabadora, y ni me miró para decirme adiós (podéis suponer que tampoco me lo dijo). Cuando ya me había vestido, la enfermera o lo que fuera, me dijo como hablando con un androide, que volviera a la sala, en espera del informe. Gracias al informe, me enteré de que todo iba bien. ¿Qué le hubiera costado a ese besugo con estudios decírmelo de palabra?
Son personas competentes en su terreno de conocimiento que me detectaron y trataron mi hipotiroidismo (mención especial a mi endocrina que, al menos, me habla y me mira a la cara), y que saben controlar mi embarazo. Pero NO son MÉDICOS, porque los médicos tienen que saber que la salud del alma también importa, y tratarme como a un cacho de cartón no ayuda precisamente. ¡Y eso que lo mío va bien! No quiero imaginarme los casos graves.
Tras mudarme y mover varios papeles (mención MUY especial a la amabilísima, competente y rápida secretaria del hospital que me atendió), he dado con un ginecólogo nuevo en otro centro de especialidades. Solo le he visto una vez, pero me pareció una persona seria, competente, y que sabía que trataba con personas. No sé cómo continuará esta historia, pero si termina bien, le agradeceré su profesionalidad y se lo haré saber a su/s superior/es.