Teatro para niños en Madrid: el fantástico parque de Martina

Hacía mucho que no íbamos a ver teatro para niños, cuando una invitación inesperada nos llevo a ver El fantástico parque de Martina. Ya iba confiada en que mis hijos aguantarían la obra con 5 y 6 años. El bebé confiaba en que simplemente durmiera en la mochila, como así fue. Lo que no esperaba es que al terminar, Monstruuito soltara un «¿Ya ha acabado? Jooooooooo» que le salió del alma. Mi hija estuvo absorta durante toda la obra pero, a decir verdad, le encanta cualquier película, libro (¡hasta cuentos con música!)u obra que cuente una buena historia.

Pero, ¿de qué va la obra?

Una de las cosas que más miedo me dan cuando voy a ver teatro para niños es que les traten como a seres que no se enteran de nada. Los niños no son tontos y les gusta que se les trate como a personas que saben disfrutar de un buen espectáculo. Por fortuna, esta obra me sorprendió gratamente.

La protagonista es Martina, por supuesto, una niña que podría tener entre 6 y 10 años que nos cuenta las aventuras de su parque. Sus aventuras son cotidianas pero también son extraordinarias.

En una primera escena, Martina intenta coger a dos palomas. ¿Qué niña o que niño no ha intentado eso más de una vez y más de dos? La frustración de no poder cogerlas, la inocencia de quererlo conseguir con un ‘pitas pitas, venid, palomitas’.

En una segunda escena, aparece una niña abusona con otros niños pero adorada absolutamente por adultos como la abuela moderna de Martina. A través del diálogo y la sinceridad, Martina consigue que la abusona deje de serlo e incluso le regale bombones, como en su canción.

Con la tercera escena entramos en el campo de la inclusión gracias a una niña a la que han operado de una pierna y que, por lo tanto, no puede andar. ¿Podrá jugar a saltar o al fútbol? Entonces, ¿cómo podrán jugar con ella? El caso es que lo consiguen, claro que sí, y se divierten como siempre.

Y, cómo no, tenemos al padre ausente en la cuarta escena. Yo esperaba que apareciera con un teléfono móvil pero no. Esta vez, decidieron que el padre estuviera ausente leyendo un periódico. No obstante, Martina utiliza su imaginación para vivir una aventura espacial con su padre (y que cautivó a mi hijo, por cierto).

Por último, aparecen los tres niños amigos y deciden hacerse una casita en el parque para dormir en ella. ¡Su propia casita! ¡Dormir en el parque! ¿Qué niño no ha soñado con eso? En fin, creo que no fui la única a la que le gustó porque los aplausos pidieron un bis que, afortunadamente, llegó y puso el broche final.

Teatro para niños de Producciones Maestras

Pero, ¿quién hace obras así? Pues ni más ni menos que una compañía navarra con 6 años de trabajo a sus espaldas gracias a Ana Maestrojuán y Ángel García Moneo. Producciones Maestras lleva a cabo esta obra de creación original con amor hasta el más mínimo detalle.

Me ha encantado cómo utilizan recursos inesperados que dan riqueza a la obra. Por ejemplo, emplean proyecciones audiovisuales totalmente en consonancia con el tema tratado en cada momento. Estas imágenes ayudan a sumergirse aún mejor en el parque de Martina y sirven de guía para los niños que aún no comprendan bien los diálogos, como pueden ser niños de tres o cuatro años.

Además, se ve que han elegido con cuidado y con gracia las palabras del texto: no solo son cotidianas para su público si no que evitan ser vulgares o anodinas. Consiguen cercanía sin caer en lo chabacano.

Ellos mismo han compuesto la letra y la música de las distintas canciones que acompañan la obra. No son canciones ñoñas, sino actuales, algunas melancólicas y otras movidas, todas dentro de un estilo pop pegadizo y fácilmente llevable.

Además cuidan hasta el más mínimo detalle; por ejemplo, en el díptico de la programación, había dibujos para colorear para los niños. De esta manera, se pueden entretener antes de la obra aunque la verdad, es que el comienzo ha sido puntual.

El vestuario dista mucho de ser el clásico que se utiliza a veces en los espectáculos para niños: no es un vestuario estridente de colores chillones y telas brillantes baratas. Es ropa de verdad, creíble, pero con el toque especial que le dan, de niños y de niñas.

En fin, como un vídeo vale más que mil imágenes, os dejo el suyo para que veáis cómo es la obra. Porque las imágenes no le hacen suficiente justicia.