Últimamente han caído en mis manos algún que otro libro y algún que otro blog de distintos pediatras que hablan de educación y me refiero, claro está, a la educación de los niños. En ellos se incluyen términos tan de moda hoy en día como la crianza natural o se habla de si se deben poner límites o no, y cómo, entre otros asuntos.
Lo que más me asombra no es que traten el tema de la educación infantil porque, al fin y al cabo, cualquiera podemos hablar de ello, sino que me parece que lo hacen desde la «autoridad» que les otorga su estatus de pediatra, como si eso les imbuyera per se de un conocimiento mayor sobre el tema. Y me asusta.
Me asusta porque, a mi humilde entender, un pediatra es un médico especialista en la salud y enfermedad del niño. Como salud, creo que debe referirse al estado físico/fisiológico del niño, sin más. Además, los pediatras no tienen por qué tener más contacto con los niños después de los (escasos) minutos que pasan en su consulta. Por tanto, de educación, límites, normas y demás, no debe en principio saber más que…
- Un educador, maestro o profesional que trabaje en un colegio en estrecho contacto con los niños: ya sabemos que la educación debe darse en casa y los conocimientos en el cole. Pero seamos realistas, en un colegio, aunque sea por supervivencia propia, los maestros deben imponer una serie de normas y límites a los niños. Ellos, que forman una parte importante de la vida del niño, porque los ven casi todos los días, sí saben algo más de educación (o deberían). Suelen saber cómo poner límites, y por qué, cómo hacerlo con cada niño, gracias a su práctica casi diaria (aunque sobre tipos de escuela, alienación, y demás, tenemos para otro post).
- Un pedagogo. Directamente y según la R.A.E., un pedagogo es una «persona que tiene como profesión educar a los niños». Así que podríamos deducir que, si existe una persona con una profesión especialmente preparada para hablar sobre educación, deberían ser los pedagogos. Personalmente, tengo mis dudas al respecto tras ver cómo se desenvuelven profesionalmente los que he conocido.
- También podemos tirar de los psicólogos infantiles puesto que, en teoría, se dedican a estudiar el comportamiento del niño y a tratar los problemas que puedan surgir por ello. Aunque es cierto que tampoco suelen estar mano a mano con el niño casi todos los días, y son también de «despacho», suelen dedicarles bastante más tiempo por visita que los pediatras. Además, tienen conocimientos más profundos y específicos sobre la manera de conocer del niño, sobre el desarrollo del niño de una manera más global (no solamente sobre los procesos físicos y fisiológicos) y sobre modificación de conducta desde distintos puntos de vista (no solo conductista, que es lo que se suele entender, sino también cognitiva, entre otros).
Viñeta del gran Frato, un psicopedagogo, entre otras muchas cosas. |
Es decir, antes que los pediatras, existen una serie de profesionales que suelen estar bastante más cualificados para hablar de educación infantil. De hecho, tras leer alguno de esos capítulos o posts sobre el tema, me parece que se meten en camisas de once varas: puedo estar de acuerdo o no con lo que dicen pero, conociendo un poco, se ve cómo les suelen patinar ciertos conceptos básicos relativos a la educación, para terminar mezclando churras con merinas. ¿Importa mucho esto? Pues sí, importa. Porque estamos hablando de la educación de una persona que se está formando, y porque si uno no tiene los conceptos básicos claros, puede confundir aún más al que lo lea. Y se nota mucho cuándo un libro relativo a algún aspecto de la educación del niño ha sido escrito por un pediatra, y cuándo por un psicólogo infantil.
Supongo que los pediatras, al ser los profesionales que con mayor frecuencia visitan los padres, tienen que enfrentarse a todo tipo de situaciones. Se deben convertir en algo así como «el confesor del pueblo», y les tocará resolver en el instante cosas que ni se les pasaba por la cabeza y, mucho menos, ni tan siquiera les mentaran en la carrera. Pero eso sigue sin autorizarles a erigirse como expertos en educación infantil.
Resumiendo, me parece muy bien que los pediatras expresen, como cualquier otro ser humano, su opinión sobre cómo se debe educar a un niño pero, por favor, que no lo hagan desde su pedestal de pediatras, y se dejen el título fuera para tales menesteres.
Creo que tienes más razón que un santo. Pero que el asunto tiene muchos matices y muchas espinas. Es decir, ¿por qué se llega a esta situación? He aquí mis barruntos, por si a alguien le resultan de interés:
1. Por supuesto, la maternidad tiene mucho de instintivo, pero en la medida en que este se va perdiendo por la aculturación, las madres queremos formarnos más y cuestionamos más las prácticas ancestrales. Por tanto, cada vez demandamos más información y somos más críticas. Y ese es un caldo de cultivo editorial para frotarse las manos. Me parece genial que las madres leamos todo lo que queramos, pero siempre desde la libertad y el conocimiento.
2. Cualquiera que predique desde un pedestal es un peligro. Sea pediatra, psicólogo infantil, pedagogo o psicoloquesea. A mi primo les dijo una pedagoga asesora del centro infantil que dejaran al chiquillo llorar (porque no dormía). El chiquillo lloró hasta el vómito dos meses seguidos, a puerta cerrada, tras haber pasado una hospitalización. Los padres sufrieron como cosacos actuando contra su instinto en la creencia ciega de que hacía lo que era correcto.
3. Lo que, en el fondo, es necesario es «elevar» el rol maternal, con todas las incertidumbres y situaciones inusitadas que trae consigo, pero que no son nada «glamurosas»: pasar una noche sin dormir, sufrir una pataleta típica del súper, amamantar, esperar a que la naturaleza siga su curso para quitar el pañal… Lo que yo creo que pasa es que nuestro rol como madres está infravaloradísimo (cómo no en esta sociedad) y a menudo nos pertrechamos con las prédicas de otros. Somos madres en una época tan difícil como cualquier otra y, además, nos desvelamos sobre nuestro rol, queremos hacer lo mejor para las criaturas y somos críticas con lo que leemos. Lo cual lo hace aún más difícil.
Aúpa nosotras. Y gracias por tu reflexión :-)))) Muy necesaria, sobre todo para las madres primerizas o poco seguras de sí mismas.
Bésame mucho me pareció de una superficialidad apabullante; nada que no podría haberme dicho cualquier padre respetuoso en el parque. Del doctor Estivill solo voy a recordar dos cosas: una, que no es pediatra; dos, que se desdijo de sus prédicas.
Muchas gracias por tu aportación, Cristina, no podría estar más de acuerdo contigo con lo que desarrollas en cada uno de los puntos. El punto 3 es especialmente importante para mí y es una de las cosas que vengo reclamando allá por donde paso cuando tengo la oportunidad.
Y por cierto, sabía que el doctor Estivill se desdijo cobardemente de sus prácticas (porque en realidad dijo, si mal no recuerdo, que él no se refería a niños menores de 3 años. Y como si a un niño de 3 años se lo pudieras hacer). Y desconocía totalmente que fuera pediatra.
Un placer tener comentarios como el tuyo por aquí 🙂
Me he leido los dos……..antes de tener a la niña incluso. No se…..obviamente comulgo más con Carlos Gonzalez pero ambos me parecieron un petardo….es que a mi esto de la maternidad me sale instintivo, y tanto consejito y tanta opinión me repele…que quieres que te diga :D….
Yo si en un momento me apetece hacer las cosas de X manera con la niña, las hago así. Y si hay que rectificar más adelante…pues es de sabios, no? 😉
Es cierto que a los pediatras muchas veces se les pone en un pedestal…..eso pasa hasta que te das cuenta de que cada uno te dice una cosa diferente y tienes dos opciones, o buscar uno que te vaya a decir lo que quieras oir o hacer lo que te de la gana :p
El de Estivill lo tengo en casa y aún no lo he leído, así que no puedo opinar, pero con el de Carlos González me pasa como a ti: Me encantó "Un regalo para toda la vida" y creo que me será de lo más útil par la lactancia, pero este de "Bésame mucho" no me ha terminado de convencer.
Iba a comentar exactamente lo ue ha dicho Pepita Pérez jaja así que no me repito!
Yo al principio me aferraba a opiniones de expertos en general, pediatras, psicólogos…leia un montón porque me sentía muy perdida, hasta que me di cuenta que la mejor experta en mi hijo soy yo, por lo menos en como educarlo…el resto se lo dejo a los profesionales cuando toque.
No digo que los libros estén mal (según cuales, según mi opinión, claro), pero a veces pienso que se juega muchos con los miedos e inseguridades de las madres…que convienen para vender y hasta se alimentan.
Un post muy interesante.
Un abrazo!
Más que nada que no tenemos demasiada información al respecto. A mí de Carlos González me gustan el libro sobre lactancia, y el de "Mi niño no me come". Pero ese del que he puesto la foto, la verdad, me parece que se columpia en cosas de las que no está lo suficientemente formado ni informado.
A veces, con el primer hijo pagamos el pato de la novatada, del desconocimiento, cosa que no suele suceder con el segundo.
Yo, al final, escucho todos los consejos y leo los libros que me parece. Luego hago lo que me da la gana 🙂
Ya, pero ¿por qué no acudimos a alguien más especializado? Ni lo solemos tener a mano, ni se nos pasa por la cabeza.
Pero vamos, pueden contestar, o pueden derivar.
Cuanta razon tienes!!!… creo que la sociedad ve a los medicos en un pedestal! si el educador te dice que tu hijo es un caprichoso lo dudas y le preguntas al pediatra! y te guias segun lo que te diga el… y no el educador que pasa unas cuantas horas con tu hijo al dia, no como el pediatra que lo ve 20 minutos por mes (como mucho).
Personalmente no soy muy amiga de estos libros, los que he ojeado en la libreria nose si ha sido casualidad o que, pero en todos los casos leia capitulos un poco extremistas! Tengo amigos que les encanta Carlos Gonzalez, y personalmente lo que lei de este hombre no me ha gustado nada! y el metodo Estivill lo esta siguiendo otra amiga y tampoco me termina de cerrar. Creo que el mayor problema es cerrarnos en que hace que hacer lo que dice el libro o peor! hacerlo porque lo dice el libro.
Pero es como dices, el medico sabe de lo que sabe, y la opinion que te puede dar es en base a su conocimiento fisiologico, no conductual.
Estoy de acuerdo, pero hay que tener en cuenta que a veces las madres (yo misma en su momento) preguntan a un pediatra muchas cosas que no son de su competencia. Tienes un bebé en brazos, no sabes nada de nada, y ahí está el dios de la sabiduría infantil, y le preguntas cada cuánto debes bañarle y chorradas así, que por supuesto no se estudian en la especialidad de Pediatría.
Como decías, un pediatra entiende de la salud y enfermedades de los niños, pero si les preguntan cómo hacer frente a las rabietas, no les queda otra que contestar algo… (que conste que sólo he tratado con 2 pediatras, no puedo saber qué hacen los demás).