Ahora que ya llevo casi un año de lactancia en tándem puedo hablar con un mayor conocimiento de las diferencias que encuentro entre esos 20 meses de lactancia única y los 11 meses de lactancia en tándem con dos bebés de distintas edades.
Por ejemplo, cuando amamantamos al segundo bebé ya tenemos experiencia con la lactancia y eso facilita en cierto modo las cosas pero aún así, descubrimos que la lactancia en tándem presenta su propia idiosincrasia.
Con la lactancia en un solo bebé existen muchos agobios por el tiempo que suponen los picos de crecimiento en las que el bebé está pegado a la teta casi todo el tiempo y no nos permite hacer prácticamente nada, por las dudas sobre si la lactancia seguirá adelante o no y por no saber qué hacer o dónde acudir si surge algún problema que requiera de hospitalización o de toma de medicamentos. El agobio continua con la lactancia en tándem pero por un sueño más interrumpido en el que, si coinciden los dos bebés, nos echamos a temblar. Eso sí, los picos de crecimiento son inexistentes.
En mi caso, cuando pasaba bastante tiempo sin amamantar a mi hija no sentía el pecho especialmente cargado. Podía permanecer sin extraerme hasta volver a verla tras cinco o seis horas. Pero durante la lactancia en tándem eso no era posible: mi pecho estaba produciendo el doble de leche por lo menos (o más, teniendo en cuenta que uno de ellos estuvo con lactancia materna exclusiva durante los siete primeros meses). Por lo tanto, pasar cinco horas sin extraerme era impensable.
Críticas ha habido y siempre las habrá y durante la lactancia no hay tregua. Cuando es uno, llueven por sacarte la teta en público o por si no está bebiendo agua. Cuando son dos, por amamantar al mayor y por pensar que quizá no tengas suficiente leche y el pequeño se quede sin ella. Además, cuando alguien te ve amamantando a dos a la vez la sorpresa crece. Pero sin disimulo ninguno, vamos.
Finalmente encontramos hambre, mucha hambre, tanto con la lactancia con un solo hijo como con la lactancia en tándem. Ve abasteciendo la nevera.
Jajaj idola!!! Yo también quiero probar el tándem pero al menos hasta dentro de 1 año no habrá otro embarazo así que a ver si llegamos 😉
Oye, que te había perdido la pista al pasarme a leer blogs en un lector y no mediante email. Yo no me veo capaz de hacer lactancia en tándem pero la infografía casi que me ha quitado el miedo. No parece tan tremendo como una imagina sin haberla vivido. Aunque con lo espaciados que acabaré tenindo a los churumbeles, no sé yo si me veré en esta coyuntura. Hala, ya vuelvo a seguirte de cerca.
yo por un momento me vi haciendo tandem pero las fuerzas durante el embarazo me flojearon tanto que poco a poco fuimos destetando. veo que el hambre aumenta enproporción a los niños!
Llevo 3 meses y poco de lactancia en tándem y suscribo lo que cuentas, sobre todo lo del hambre y añadiría la sed, que me paso el día comiendo, bebiendo y con las tetas fuera, claro. Sobre las crisis de crecimiento discrepo un poquito, el pequeño ha tenido todas las del mundo y no será por falta de producción lechera…
Ains!! Por un lado me gustaría vivir la experiencia, por otro me da mucho respecto… No se yo si llegaremos porque Miss L parece que se está terminando de destetar… Gracias por la info 🙂
Vamos que hagas lo que hagas…. (ponte bragas, decía mi abuela)…. van a estar metiendo las narices. A mi solo me queda darte la enhorabuena y seguir informándome mucho para que mi Habichuela tenga una madre capaz de sobrellevar no solo la lactancia (que me parece un momento precioso y tengo tantas ganas de experimentar) si no todo lo que la rodea.
Un abrazo 🙂
Me parto de risa y a la vez te admiro profundamente. Lactancia en tándem, trabajo, dos niños tan pequeños y tan seguidos… ¡Eres superwoman! O Supermonster. 😀