Llevo bastante tiempo sin actualizar el blog, como se puede comprobar. De hecho, durante este tiempo, de vez en cuando me asaltaba una «especie» de remordimiento de conciencia (los monstruos no tenemos conciencia, ya se sabe), en el que me preguntaba qué hacer con él: si dejarlo como un daño colateral a la emoción inicial de saberme embarazada, si continuaba con él a pesar de la desgana que me invadía, o si le metía un giro y lo llevaba hacia donde me diera la gana.
Lo bueno es que este no es mi primer blog, así que en ese sentido me conozco bastante bien, y sé hacia dónde puede derivar la cosa.
La conclusión final a la que llego es que los blogs son como la casa propia. Por ello, la opción ganadora es escribir sobre lo que me dé la gana en el estilo que me dé la gana. Sí, así es, mi manera de mirarme el ombligo será esencialmente como la de cualquier otro bloguero con ínfulas. No tendré más pretensión que la de tener mi pequeño espacio donde verter aquello que me ronda de vez en cuando por la cabeza (bueno, vale, es muy de vez en cuando, pero os juro que mi cabeza no siempre está vacía).
Dicho lo cual, estos serán mis nuevas normas y, parafraseando a Groucho, si no le gustan, tengo otras:
- No respetaré el estilo periodístico con el que lo había iniciado.
- No hablaré exclusivamente de embarazo, bebés, niños, o lo que sea que esté relacionado.
- Cualquier tema será bienvenido. Así que no, no será un blog temático.
Y no me queda más remedio que terminar con un…
¡Larga vida a Centímetro News!