no hay niños
no hay niños
Ser madre de dos bebés me ha hecho renunciar a costumbres que de ser cotidianas han pasado a convertirse en especímenes raros y muy perseguidos. Es entonces donde descubro que cuando no hay niños cambian algunas cosas.
Pero a veces ocurren los milagros y por distintas circunstancias puedo darme a placeres que, de cotidianos, han pasado a prohibidos. Estos son los signos que indican que no hay niños a la vista o están medio criados:

No hay niños: 8 signos reveladores

1. Dedos arrugados en la ducha
no hay niños dedos arrugados
Imagen CC de artfulblogger
Cuando el padre de Monstruita anda por ahí y Monstruito está neutralizado por Morfeo o por alguna abuela, puedo alargar ad infinitum este pequeño lujo. Cuando me quiero dar cuenta tengo los dedos arrugados, algo que antes era común pero que ya hacía que no veía en meses.
2. Suena el despertador
no hay niños despertador
Imagen CC de MattysFlicks
Normalmente amanezco por uno de los múltiples despertares de Monstruita o de Monstruito. Si no es uno, es el otro, tengo para elegir. A decir verdad, hace muchísimo que no utilizo el despertador porque no me hace falta. Nunca pensé que pudiera echar de menos su pi-pi-pi-pí monótono y asqueroso porque no hay niños al estar entretenidos con la abuela.
3. No hay arena en mis zapatos
no hay niños zapatos
Imagen CC de Lauren Ayres
Porque da igual que lleves un calzado especial para ir al parque para no manchar el que más te gusta. Al final la arena termina colándose por todos los rincones. Creíamos que la peor era la de la playa. Craso error, la de la playa aparece una vez al año como mucho a no ser que vivas cerca de una. Cuando no hay niños de repente la echas de menos.
 
4. Vuelvo a mirar sujetadores
Imagen CC de mouton.rebelle
La lactancia materna es lo que tiene: la mayoría de los sujetadores de lactancia son prácticos pero horrorosos: no hay mejor método anticonceptivo. Los únicos que se pueden librar, si eso, son los de Dita Von Teese.
Ya prefiero no mirar tiendas de lencería porque, total, se me van a poner los dientes largos para nada.
 
5. Llevo bolso
Si al final voy a tener que llevar uno de estos…
Imagen CC de Alexandre Normand
Juro y perjuro que me he resistido con todas mis fuerzas a llevar mochila pero ha sido inevitable. Si tengo que estar cogiendo a uno u otro niño y cuidando de que el bolso no se vaya a un lado y les golpee en toda la cabeza me vuelvo loca.
Así que mochila. Pero es muy mona, ¿eh?
 
6. Subo y bajo escaleras
Imagen CC de Colin Warren
Y me siento como una adulta cuando lo hago. Ya no tengo que estar mirando dónde hay rampas o dónde está el bordillo a menor altura para poder subir con el carro. O mirando si tengo que coger de la mano a Monstruita para que no se escoñe caiga por las escaleras.
 
7. En el médico me llaman por mi nombre
Imagen CC de Israel Defense Forces
 
No soy «la mamá de». ¡Soy yo! ¡Con mi nombre y apellidos! ¡Tengo identidad propia! Cuando alguna vez me ha pasado he estado a punto de grabarlo para recordarlo.
Yo sé que los pediatras y enfermeras lo hacen con buena intención pero cuando me dicen algo así como «venga, mamá, _______» (rellene el hueco con lo que crea conveniente), me anulan un poco más.
8. Ceno embutidos o precocinados
Imagen CC de Jennifer Yin
Parece una tontería pero con aquello de alimentar adecuadamente a la prole, una termina cocinando de manera parecida a su madre. Vale, sí, innovamos porque con internet vemos millones de recetas maravillosas al alcance de la mano pero al final es lo mismo: cocinar con más o menos amor y mucha inversión de tiempo.
Pero como ya dije una vez, lo que menos me gusta de cocinar es cocinar. Así que si alguna noche mi prole se queda con los abuelos o los tíos y me toca cenar en casa (suponemos que la escapada romántica ya fue) sé que abriré la nevera con desgana en busca de alimentos que requieran el menor esfuerzo posible para ser digeridos.
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Y hasta aquí llega la lista. Ya sabéis, cualquier sugerencia es bienvenida.

21 comentarios

  1. Ay el mundo de la bimaternidad!!! yo añadiría, como ya te han dicho en los comentarios, el silencio, porque mira que lo hecho de menos! ahora si hay silencio tiemblo, porque el silencio de la bimaternidad no esconde nada bueno seguro, jeje.

  2. Lo de la ropa limpia… sí, sobre todo ahora que Monstruito me regurgita encima cada dos por tres, o deja mi teta goteando xD
    Killaaaaa, cómprate un kindle y lee tranquila!!

  3. Aparte de una ducha que no sea contrarreloj, lo de llevar sujetadores monos sí lo echo de menos. Ahora, lo del bolso lo he retomado hace unos meses, porque eso de salir sólo con el del carrito a todas partes me daba depresión.

  4. Jajaja q bueno..aquí aun hya niños, he abierto el enlace a mirar los.sujetadores incluso. Lo de las escaleras q cierto, ahora vaya donde vaya ascensor!!!!! como.estáis los 4? Bss

  5. Yo tuve suerte y pude seguir disfrutando de la mayoría de los placeres de los que hablas, pero lo de ir al baño sola, hasta hace bien poco no pude…… Ahora me siento, como solita…. jajajja

  6. Yo no puedo sugerir nada porque desde que nació el pequeño estoy igual. Pero a tu lista añadiría dos pequeños placeres que hace siglos que no disfruto:
    1. Ropa limpia sin manchurrones, y de adulta, es decir, con brillantitos o cosas así, sin miedo a que ningún niño los arranque de cuajo.
    2. Libros o películas enteras. Ya no recuerdo el último libro que conseguí terminar, con lo que me gusta a mi leer..

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Autor

Madre de dos, esposa de uno. Bloguera, asesora de lactancia y aprendiz de la vida.

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